Soy de la generación Pokémon. Mi infancia está fundada con todo el boom de la serie original, de las primeras películas, y de todo el material de marketing que tan bien vendía en esos años (tal como tazos, álbumes, etc.) No fue algo que duró hasta traspasar la adolescencia, especialmente por haber perdido el interés en el camino que tomaron las temporadas posteriores, pero un bicho nostálgico nunca me abandonó. Por eso, el evento conmemorativo de estos 20 años de existencia llamaría mi atención de manera instantánea, fuera para bien o para mal. Se trata de La película Pokémon: ¡Yo te Elijo!, un recordatorio de los inicios del viaje de Ash de Pueblo Paleta en su camino por convertirse en Maestro Pokémon, pero en formato de largometraje.
Muchas cosas han cambiado, desde lo visual hasta las infinitas generaciones que añaden más y más criaturas. Pero quizás lo que más perdió la serie con los años estaba puesto en esos capítulos memorables, emotivos y muy lejos de lo que terminaría siendo una fórmula repetitiva. Si estás familiarizado con este mundo, recordarás numerosos momentos de la serie que apelaban a esa emoción de manera muy efectiva. Lo de Pikachu o Charmander son sólo algunos de ellos, y disponer de esa experiencia cambia tu forma de enfrentarte a este nuevo “gran episodio”, porque hay una intención clara de replicar esos momentos desde una mirada ligeramente diferente.
Se comienza narrando desde el primer día de Ash al obtener su primer Pokémon, pero lo primero que llama la atención es la omisión a los personajes de Misty y Brock. Una polémica que dividió a los fans, pero la cual encuentra su justificación. Porque una de las gracias de esta especie de adaptación es que no es propiamente una adaptación, ya que pese a recoger todos esos elementos reconocibles, es capaz de crear una historia relativamente nueva. Se puede definir como una extensión del comienzo del viaje de Ash, pero en un mundo paralelo, donde es posible apreciar variadas diferencias. En esas novedades, aparecen dos inéditos personajes, los cuales me gustaron y quienes terminan uniéndose a una aventura que equilibra la intimidad de la relación de un entrenador-pokémon con el factor mitológico.