Adaptar a la pantalla grande historias basadas en series de animé o manga siempre es un desafío para los directores de cine. Y es que la cantidad de fracasos versus victorias en ese aspecto siempre deja en desventaja a aquellos que se atreven a aventurarse en este riesgoso camino. Porque mientras la audiencia está expectante y escéptica, la crítica prepara los colmillos.
Robert Rodríguez (Sin City) ya tiene algo de experiencia plasmando en la cámara lo que toma de las viñetas y con Battle Angel, la última guerrera (Alita, Battle Angel), a pesar de no hacer una gran película, logra capturar muy bien la obra de Yukito Kishiro, GUNM.
Transportándonos a un futuro donde cyborgs y humanos viven juntos, Rodríguez nos presenta a Alita (Rosa Salazar), una ciborg restaurada por el doctor Ido (Christoph Waltz) y que pronto va a descubrir quien es en realidad y para qué fue construida en primer lugar.
Lo que más destaca de esta película en relación con la gran mayoría de las adaptaciones de animé y manga, es que Battle Angel respeta las escenas de acción y las construye de manera que estas se sienten genuinas y realmente fieles al espíritu de pelea de su material original.
Entre pelea y pelea se esconde una narrativa tambaleante, pero que, gracias al gran nivel de su reparto, que además incluye a Jennifer Connelly y Mahershala Ali, logra compensar su flaqueante y “hollywoodizada” historia. Además de la encantadora química entre Rosa Salazar y Christoph Waltz, quien deja en claro otra vez que incluso sin esforzarse es capaz de hacer un gran trabajo.