Uno no nace adicto, pero a lo largo de la vida necesita aferrarse a algo que lo saque a flote cuando se hunde el bote: a los amigos, a la comida, al éxito, a los libros, al dinero, al sexo, al alcohol, a las drogas. Aunque el salvavidas, a veces, resulte de plomo y se convierta en lo que Pablo Ramos describe como un agujero que se expande hasta convertirse en cadáver.
Uno no nace adicto, pero lo hace y no lo reconoce. La adicción se enquista, se envuelve en pena y se esconde en un lugar donde Dios no puede llegar a reconocerla. Ese sentimiento es Hasta que puedas quererte solo de Pablo Ramos, un escritor argentino ganador del primer premio en el Fondo Nacional de las Artes (Argentina) por Cuando lo peor haya pasado (2005) y del galardón The White Ravens por El sueños de los murciélagos (2015).
Son doce pasos como excusa para dar paso a una crónica, pasajes por la vida de Pablo, relacionada con el paso correspondiente. Estas crónicas también son personas: Andrea, Willy, Mario C., Gabriel, Lulú. Personas vivas que aparecen como fantasmas y muertes que se levantan de sus tumbas a sostener la mano del lector mientras pasa la página. Infinitamente sinceros, erráticos, concretos. Quizás más humanos de lo que quisiera uno reconocer.
Los doce pasos son también una expiación: son el largo camino de Pablo (el Pablo autor y el Pablo personaje) a través de grupos de Narcóticos Anónimos y Alcohólicos Anónimos; por las calles llenas de personajes perturbados, pero dignos de ser amados y por las reflexiones de haber vivido tanto adormitado por la cocaína y el alcohol como muy despierto y consciente de su propio agujero devorador, que es su adicción. Un camino que se debe recorrer hasta que se pueda querer solo.
Este es un libro doloroso porque no solo apela a la compasión del dolor ajeno, a la impotencia de ser espectador de un hombre –muchos hombres- que se ahogan, sino al inconmensurable vacío existencial que produce la existencia del sufrimiento. Todos los humanos somos Pablo en algún momento y caminamos los doce pasos a nuestra forma. Con otra cocaína y con otro alcohol.
¿Por qué leerlo? Por si acaso necesitas ser sanado y no lo sabes; por el morbo de adentrarse en la realidad de otro; porque los relatos son conmovedores y apasionantes; por conocer a Pablo Ramos en las letras que son su idioma; por dar un vistazo a la primavera. Porque redime.
Por Adriana Villamizar R.
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