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2/14/18

[Reseña cine] Pantera Negra (Black Panther): ¡Wakanda por siempre!

Que lindo es cuando tienes los argumentos para asumir que Marvel Studios está haciendo bien las cosas. Pueden ser 10 años de muchos tropiezos, de haber creado una fórmula demasiado conformista como para que algo se sintiese fresco, y cuánta cosa más. Pero hemos visto excepciones recientes que quizás sean más que excepciones, y Black Panther cimenta el piso de lo que debiéramos esperar de una película de súper héroes del universo Marvel, entiendo ese universo por lo que es y no por lo que podría ser.


Capitán América: Civil War fue el puente introductorio para dos personajes fuertemente esperados por los fans, y aunque Spider-Man: Homecoming cumplió la tarea con nota decente, esta vez el azul está bien clarito. El rey T'Challa es La Pantera Negra, quien hace gala de un traje muy cool, habilidades gatunas bien útiles en combate, y muchas preguntas en torno a su origen. ¿Tiene súper poderes? ¿Y qué hay de Wakanda? Cosas que se cuestiona un aficionado pero ignorante de los comics como yo, y de ahí partían mis expectativas con esta película. Igual tenía el temor de que no se aprovechara el enorme potencial que daba entrar en esta ciudad fascinante, y de que como suele pasar, primara meter a Los Vengadores en un ritual donde no tenían tecla que tocar. Nada de eso ocurre, y contrariamente, Black Phanter sorprende con una de las propuestas más únicas y bien pensadas del universo cinematográfico de Marvel, repitiendo lo de la última gran secuela de Thor.


La historia se transporta fundamentalmente a Wakanda, como tenía que ser. Una ciudad secreta escondida en África con un desarrollo tecnológico increíblemente avanzado, y regido por una monarquía encargada de preservar toda la mitología que da vida a la existencia de este héroe. Luego de los sucesos de Capitán América: Civil War, T'Challa (Chadwick Boseman) debe coronarse rey de Wakanda, pero paralelamente hay un par de individuos que planean algo turbio en relación con el tráfico de armamento forjado con vibranium, el poderoso metal proveniente de esta tierra africana. Así, T'Challa se involucra en un conflicto que lo invitará a evolucionar como personaje al tener que encontrarle un sentido a su rol de líder, y donde la familia, la tradición y la política se suben al tren más sofisticado de Marvel.


Contar con el poder de usar los recursos de un país para interferir en el mundo es la base de un gran tema sobre la mesa (Trump, a ti te hablan), y es por eso mismo que el factor antagónico funciona tan bien en esta película. Andy Serkis deja su marca de calidad en un secundario de los problemáticos, pero es Michael B. Jordan quien se entrega de manera sincera y humana a un papel que le viene como anillo al dedo, y logrando diferenciarse de los grandes fiascos en los villanos de Marvel. Desde la motivación, hasta su actitud como actor, es un ejemplo de un personaje fuerte y que logra empatizarte incluso con pocos minutos en pantalla. Tampoco es algo que sorprenda si se considera que dirige Ryan Coogler, quienes ya hicieron una dupla fantástica en Creed (2015). Ese oficio también se traspasa a otros bocados motivantes, tal como el conocer la tecnología de Wakanda desde adentro, y acompañándose de una propuesta musical y visual que, por momentos, consigue desligarse de la cultura estadounidense para traspasar exitosamente la frontera.


La película tiene sus defectos, narrativamente tiene problemas para sostener la intensidad en una trama que tiende a volverse predecible. Hay momentos álgidos, pero siento que se contiene demasiado como para que esos momentos se queden en tu memoria, algo que se refleja en el último acto, donde el gran clímax no me movió mucho. Además, tengo que sumar a ciertos aspectos del CGI que dejan harto que desear, algo lamentable al venir de lo que fue Thor: Ragnarok. Así y todo, es difícil crucificar una película que incluso no falla en el típico exceso de humor. Hay un control sobre el saber cuándo meter el chiste, y no hay ninguna escena con comentarios fuera de lugar. El espontáneo Martin Freeman encarnando al ya conocido agente de la CIA es un ejemplo del cómo aprovechar esas sutilezas para sacar sonrisas, y hay que agradecer que tenga un protagonismo mayor al esperado.


Black Panther es una película que se vale por sí misma, consigue que todos tus personajes te importen en su justa medida, y el sello que inscribe en el estante de Disney posee letras doradas. No me atrevo a postularla como la indiscutible mejor película de Marvel Studios, pero el podio pocas veces estuvo tan claro. Su estreno está fijado para el próximo 15 de febrero y estará en todos los formatos habidos y por haber. No se la pierdan.



Por Andrés Leiva

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