Gracias a la adaptación cinematográfica de Luca Guadagnino y a Editorial Alfaguara, podemos ir a cualquier librería y adentrarnos en la historia de amor de Elio y Oliver. Escrito por André Aciman.
Trascurren los años 80’, Elio y sus padres reciben en su hogar a estudiantes cada verano. A cambio de que éstos contribuyan con los compromisos culturales del padre de Elio. Esta vez, llega Oliver, un joven escritor norteamericano. Desde el momento en que crucen miradas, un torbellino de pasión, miedo y deseo transformarán la vida de ambos permanentemente.
La prosa de Aciman duele, es tan preciosa e íntima que, a través de la voz de Elio, a veces se vuelve muy personal. Poder escribir una historia como la de ellos, dos almas perdidas viviendo un tiempo prestado que pronto acabará, es definitivamente un golpe al corazón, a la mente, a todo lo que es y no es terrenal.
Este libro es una joya, un tesoro que no solo habla de sus personajes si no más bien de la vida misma. Encuentro difícil que, al momento de leer, el lector no sienta que está leyendo de sí mismo. Aciman tiene una facilidad para describir esa lejana y no tan lejana Italia, que inesperadamente se convierte en el refugio de todos y de todo.
Una bella novela que explora los más recónditos lugares del corazón humano. Tan lleno de emoción, duda y miedo, que vuelven de su lectura un tiempo preciado para recordar.
Dudo que mi comentario respecto Llámame por tu nombre le haga justicia a cuánto me cautivó. Espero urgirles a ustedes lectores, que no se pierdan este libro. Y si aún no han visto la película, véanla. Pocas veces los suspiros dicen más que las palabras.
Por Constanza Lobos
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